¿Beber poca agua me puede volver diabético?
Cuando una persona con diabetes está deshidratada, el riñón lucha para eliminar el exceso de azúcar, lo cual aumenta el riesgo de complicaciones.
Mantenerse bien hidratado es crucial para gestionar la diabetes y evitar picos de glucosa.
Beber suficiente agua diariamente es esencial para una buena salud y para prevenir los efectos adversos de la deshidratación en la diabetes.
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La deshidratación puede tener un impacto significativo en los niveles de azúcar en sangre, y afecta a varias funciones metabólicas y hormonales clave. Aquí tienes cómo y por qué sucede:
Cuando estás deshidratado, el volumen de sangre se reduce, lo que provoca que la glucosa se concentre más en el plasma. Esto puede dar lugar a una lectura de glucosa elevada, aunque no haya un aumento real en la cantidad de glucosa en tu sistema.
Este efecto es especialmente importante en personas con diabetes, ya que la glucosa elevada puede aumentar el riesgo de complicaciones.
Beber agua regularmente durante el día es fundamental para mantener la glucosa en un rango estable.
Evitar bebidas azucaradas o con cafeína excesiva, ya que pueden deshidratar más en lugar de hidratar.
Monitorear los signos de deshidratación, como sequedad en la boca, fatiga, u orina concentrada, y aumentar la ingesta de agua en esos casos.
Mantener una buena hidratación es clave para un control adecuado de la glucosa en sangre. La deshidratación puede conducir a niveles elevados de glucosa debido a la concentración en el plasma, reducción de la sensibilidad a la insulina y aumento de hormonas del estrés.
Para quienes monitorean su glucosa regularmente, asegurarse de estar bien hidratado ayudará a obtener lecturas más precisas y a optimizar el control de sus niveles de azúcar en sangre.
Sí, una mala hidratación crónica puede contribuir al desarrollo de resistencia a la insulina e, indirectamente, aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, especialmente cuando se combina con otros factores de riesgo como la mala alimentación, la falta de ejercicio y el estrés.
A continuación te explico cómo la deshidratación crónica influye en estos procesos:
Estudios han mostrado que una ingesta adecuada de agua está asociada con un menor riesgo de desarrollar hiperglucemia y resistencia a la insulina.
Además, se ha observado que el consumo insuficiente de agua durante largos periodos de tiempo puede ser un factor de riesgo para la diabetes tipo 2, aunque generalmente actúa en conjunto con otros factores de estilo de vida.
La deshidratación crónica es un factor de riesgo para la resistencia a la insulina y, eventualmente, la diabetes tipo 2, al afectar la regulación de la glucosa, reducir la sensibilidad a la insulina y provocar una liberación continua de hormonas del estrés. Mantenerse bien hidratado es una estrategia preventiva sencilla y eficaz para mejorar la salud metabólica y reducir el riesgo de resistencia a la insulina y diabetes.
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